domingo, 20 de noviembre de 2016

CONCEPCIONES CONTEMPORÁNEAS



Rufino Tamayo desempeñó cargos administrativos y en 1921 fue nombrado titular del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología de México. En 1926 presentó su primera exposición pública y gracias al éxito conseguido fue invitado a exponer sus obras en el Art Center de Nueva York. Más tarde, en 1928, ejerció como profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes y, en 1932, fue nombrado director del Departamento de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación Pública.
          En 1938 recibió y aceptó una oferta para enseñar en la Dalton School of Art de Nueva York. Un año después de su nombramiento como director del Departamento de Artes Plásticas realizó su primer mural. A lo largo de casi tres décadas vivió en el extranjero pero  siguió visitando México para encargarse de los murales que se le encomendaban.
En 1952 realizó su primer fresco en el Palacio de Bellas Artes. En 1956 realizó en Houston el que es quizá su mural de mayor envergadura, titulado América (1956); antes, en 1953, había realizado el mural El Hombre para el Dallas Museum of Cine Arts.; en 1957, y para la biblioteca de la Universidad de Puerto Rico, lleva a cabo su mural Prometeo y, un año después, en 1958, realiza un monumental fresco para el Palacio de la Organización de las Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en París.
Su obra como muralista, hecha en el más puro “mexicanismo”, culmina en el mural El día y la noche. Realizado en 1964 para el Museo Nacional de Antropología e Historia de México, simboliza la lucha entre el día (la serpiente emplumada) y la noche (el tigre). Ese mismo año recibió el Premio Nacional de Artes. Sus últimos trabajos monumentales datan de 1967 y 1968, cuando por encargo gubernamental realizó los frescos para los pabellones de México en la Exposición de Montreal y en la Feria Internacional de San Antonio (Texas). A partir de entonces, retirado casi, se dedicó de lleno a transmitir el saber acumulado en su larga e intensa vida artística.

Retrato de Rufino Tamayo sosteniendo una guitarra Información personal Nombre de nacimiento Rufino Arellanes Tamayo Nacimiento 25 de agosto de 1899 Oaxaca de Juárez Fallecimiento 24 de junio de 1991 (91 años) Ciudad de México Nacionalidad mexicana Educación Academia de San Carlos Información profesional Área pintor, muralista Miembro de El Colegio Nacional (México) Royal Academy Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias Distinciones Belisario Domínguez (1988)

BIOGRAFÍA DE RUFINO TAMAYO

BIOGRAFÍA
(RUFINO TAMAYO)




Rufino Tamayo (1899-1991) El pintor más grande de México, el tantas y tantas veces homenajeado Rufino Tamayo nació en la Ciudad de Oaxaca, el 26 de Agosto de 1899.
Su verdadero nombre es Rufino Arellanes Tamayo. Sin antecedentes artísticos en su familia, pues su padre era un empleado, su madre mujer de hogar. De niño fue acólito mayor en la iglesia donde dirigió los coros, por lo que algunos descubrieron en él cierta vocación religiosa.
(Oaxaca, 1899 - Ciudad de México, 1991) Pintor mexicano. Figura capital en el panorama de la pintura mexicana del siglo XX, Rufino Tamayo fue uno de los primeros artistas latinoamericanos que, junto con los representantes del conocido "grupo de los tres" (Rivera, Siqueiros y Orozco), alcanzó un relieve y una difusión auténticamente internacionales. Como ellos, participó en el importante movimiento muralista que floreció en el período comprendido entre las dos guerras mundiales. Sus obras, sin embargo, por su voluntad creadora y sus características, tienen una dimensión distinta y se distinguen claramente de las del mencionado grupo y sus epígonos.
Coincidiendo en sus aspiraciones con el quehacer del brasileño Cándido Portinari, el trabajo de Rufino Tamayo se caracteriza por su voluntad de integrar plásticamente, en sus obras, la herencia precolombina autóctona, la experimentación y las innovadoras tendencias plásticas que revolucionaban los ambientes artísticos europeos a comienzos de siglo. Esta actividad sincrética, esa atención a los movimientos y teorías artísticas del otro lado del Atlántico lo distinguen, precisamente, del núcleo fundamental de los "muralistas", cuya preocupación central era mantener una absoluta independencia estética respecto a los parámetros europeos y beber sólo en las fuentes de una pretendida herencia pictórica precolombina, resueltamente indigenista.
También desde el punto de vista teórico tiene Tamayo una personalidad distinta, pues no suscribió el radical compromiso político que sustentaba las producciones de los muralistas citados y prestó mayor atención a las calidades pictóricas. Es decir, aunque por la monumentalidad de su trabajo y las dimensiones y función de sus obras podría incorporarse al movimiento mural mexicano, diverge, no obstante, por su independencia de los planteamientos ideológicos y revolucionarios, y por una voluntad estética que desarrolla el tema indio con un estilo más formal y abstracto.
Nacido en Oaxaca, en el Estado del mismo nombre, hijo de indígenas zapotecas y, tal vez por ello, sin necesidad de reivindicar ideológicamente una herencia artística indígena que le era absolutamente natural, Rufino Tamayo fue un pintor de fecunda y larga vida, pues murió a la provecta edad de noventa y tres años, en Ciudad de México, en 1991.Su vocación artística y su inclinación por el dibujo se manifestaron muy pronto en el joven y su familia nunca pretendió contrariar aquellas tendencias, como era casi de rigor entre los jóvenes mexicanos que pretendían dedicarse a las artes plásticas.
El pintor inició su formación profesional y académica ingresando, cuando sólo contaba dieciséis años, en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Pero su temperamento rebelde y sus dificultades para aceptar la férrea disciplina que exigía aquella institución le impulsaron a abandonar enseguida aquellos estudios y, a finales de aquel mismo año, dejó las aulas y se lanzó a una andadura que lo llevaría al estudio de los modelos del arte popular mexicano y a recorrer todos los caminos del arte contemporáneo, sin temor a que ello pudiera significarle una pérdida de autenticidad.
En 1926, en su primera exposición pública, se hicieron ya ostensibles algunas de las características de su obra y la evolución de su pensamiento artístico, puesta de relieve por el paso de un primitivismo de voluntad indigenista (patente en obras tan emblemáticas como su Autorretrato de 1931) a la influencia del constructivismo (evidente en sus cuadros posteriores, especialmente en Barquillo de fresa, pintado en el año 1938). Una evolución que había de llevarlo, también, a ciertos ensayos vinculados al surrealismo.
Paralelamente, Tamayo desempeñó cargos administrativos y se entregó a una tarea didáctica. En 1921 consiguió la titularidad del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología de México, hecho que para algunos críticos fue decisivo en su toma de conciencia de las fuentes del arte mexicano. Gracias al éxito conseguido en aquella primer exposición de 1926, fue invitado a exponer sus obras en el Art Center de Nueva York. Más tarde, en 1928, ejerció como profesor en la Escuela Nacional de Bellas Artes y, en 1932, fue nombrado director del Departamento de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación Pública.
En 1938 recibió y aceptó una oferta para enseñar en la Dalton School of Art de Nueva York, ciudad en la que permanecería casi veinte años y que sería decisiva en el proceso artístico del pintor. Allí, en efecto, dio por concluido el período formativo de su vida y se fue desprendiendo lentamente de su interés por el arte europeo para iniciar una trayectoria artística marcada por la originalidad y por una exploración absolutamente personal del universo pictórico. En Nueva York se definió, también, su inconfundible lenguaje plástico, caracterizado por el rigor estético, la perfección de la técnica y una imaginación que transfigura los objetos, apoyándose en las formas de la cultura prehispánica y en el simbolismo del arte precolombino para dar libre curso a una poderosa inspiración poética que bebe en las fuentes de una lírica visionaria. Y murió en la ciudad de México el 24 de junio de 1991.

SUS 10 PRINCIPALES OBRAS  DE RUFINO TAMAYO

1.- Llamada de la revolución

2.- luna y sol



3.-sandias

4.- hombre del bastón

5.- mujeres alcanzando la luna

6.- prometeo 

7.- autorretrato

8.- dos perros

9.- dos personaje 

10.- el hombre ante el infinito